Hay algo en el mundo que logre transportarnos tan fácilmente al pasado como los aromas?
Hace unas noches, luego de una breve lluvia, mi casa se inundó del aroma de la Brugmansia suaveolens (floripondio). De inmediato me puse a analizar la influencia de los olores en nuestra memoria.
Recuerdo muchos momentos de mi niñez en casa de mi "lela" (abuela materna). Su jardín tenía muy variadas especies, típico de los jardines de antaño. Las "Azucenas de carnaval" (Amaryllis belladonna), floripones, Ipheion, las tradicionales rosas, alelíes, y los que para mí siempre pasaron desapercibidos, los tan preciados muguets, eran algunas de las plantas que inundaban su jardín, y que hoy en día traen esos momentos vividos de mi infancia junto a ella. Momentos invaluables, que dejaron marcas muy profundas en mi ser y que hoy me gustaría volver a vivir una y otra vez.
Creo que el aroma que más recuerdo es el de la akebia quinata. Y cómo no recordar esas tardes bajo la glorieta tapizada por la akebia y la hiedra!, con esas perfumadas y pegajosas flores violeta colgando del techo. Mi fantasía volaba allí, y aún hoy vuela al verlas.
Mi jardín? Mezcla de mis gustos y de mis recuerdos. En él puedo apreciar las fragancias de los jazmines trepadores, las rosas, los iris (aunque algunos no le sientan el perfume, lo tienen y puede llegar a inundar el aire), las alocacias (muy perfumadas por cierto), las brugmansias, las madreselvas y mi más reciente adquisición, la ipomoea alba (dama de noche).
Otros no son tan apreciados, como el de las stapelias, orbeas e incluso el de la hoya carnosa, pero para mí también tienen su encanto.
Un agradecimiento al Creador, por darnos tan innumerables maravillas, por ponerlas junto a nosotros para embellecer nuestra alma y nuestro corazón.